Abuso de drogas en adolescentes: prevención y detección precoz – OSEAM

Abuso de drogas en adolescentes: prevención y detección precoz

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Abuso de drogas en adolescentes: prevención y detección precoz

Las drogas de abuso son sustancias con un efecto directo sobre el cerebro que producen una respuesta en los circuitos del placer . Casi todas las drogas cambian la forma en que funciona el cerebro y producen su efecto afectando los neurotransmisores .

Estos efectos sobre los neurotransmisores, a través del uso repetido, y la búsqueda del efecto placentero producen una cadena de cambios que perpetúan el uso y pueden desembocar en el abuso y la dependencia.

La adolescencia es una época de la vida en la que se experimenta con alcohol y drogas , en parte porque los adolescentes no ven la conexión entre sus acciones presentes y las consecuencias futuras. También tienen tendencia a sentirse indestructibles e inmunes ante los problemas. El uso temprano de alcohol o tabaco aumenta el riesgo del uso posterior de otras drogas . Algunos adolescentes experimentan un poco y dejan de usar las drogas, o las usan ocasionalmente sin tener problemas significativos. Sin embargo otros desarrollan abuso de la droga con la que inicialmente experimentaron, causando daños significativos a ellos o a otros.

Definición de abuso de sustancias

Se define abuso de sustancias como un uso repetido de una sustancia que produce consecuencias negativas. 

Para que se considere abuso se debe presentar al menos una de las siguientes consecuencias :

 A nivel académico o laboral (no poder rendir al nivel normal en el colegio o el trabajo por haber usado la droga)

A nivel físico (uso de sustancias en situaciones peligrosas, como conducir un coche o usar maquinaria peligrosa)

A nivel social o interpersonal (irritabilidad con los padres, peleas con amigos, pérdida de relaciones sociales, etc).

Los adolescentes pueden tener problemas serios con el alcohol u otras drogas aunque no desarrollen dependencia a las sustancias.

Los adolescentes con alto riesgo de desarrollar abuso de sustancias incluyen aquellos con:

  • historia familiar de abuso de sustancias
  •  adolescentes con depresión con autoestima baja aquellos que no se sienten aceptados en su grupo.

Qué drogas son las más usadas?

Las drogas de las que los adolescentes abusan con más frecuencia son legales como el alcohol o el tabaco, o ilegales como la marihuana.

La marihuana son las hojas secas de la planta del cannabis. Al fumarla produce una experiencia de euforia y calma, y afecta la percepción sensorial y la coordinación . Esto hace que los adolescentes puedan ver, oir, o sentir estímulos que no son reales , y tener peores reflejos, disminuyendo la capacidad para conducir vehículos como motos o coches.

 A largo plazo la marihuana afecta la memoria y la concentración , y produce síntomas de apatía, desinterés y falta de motivación , resultando en empeoramiento del rendimiento escolar . Además, como otras drogas, se asocia a comportamientos de oposicionalidad y trastornos de conducta , como saltarse las normas, faltar a clase, no volver a casa a su hora, irritabilidad y acciones deliberadas para hacer daño a los demás.

Los estimulantes, como la cocaina, las anfetaminas, o el speed son sustancias que aceleran el cerebro, haciendo que el corazón lata más rápido y suba la tensión arterial, con riesgo de infarto aún en personas jóvenes .  El adolescente está más hablador, ansioso, acelerado y eufórico, se reduce el apetito y hay menor necesidad de dormir . Esto hace que puedan seguir un ritmo muy activo toda la noche sin dormir al día siguiente . Sin embargo, cuando se termina el efecto de la droga ocurre un bajón o «crash», con síntomas depresivos, baja energía, y un aumento del apetito y del sueño .

Los alucinógenos incluyen sustancias naturales como la mescalina psilocibina que sale de plantas (cactus o setas) y otras químicamente manufacturadas, como el LSD , el MDMA (éxtasis), o el PCP . Tienen sus efectos afectando la serotonina, por lo que producen cambos muy bruscos del humor , alteración de las percepciones como alucinaciones auditivas (oir voces), o visuales (ver cosas que no están allí, o colores muy vivos, o alteraciones en las formas de las cosas). También pueden producir delirios de persecución y hasta síntomas psiquiátricos que perduran aún tras dejar de usar la droga .

El uso de alcohol produce primero una sensación agradable de euforia y disminución de la ansiedad , lo que «ayuda» al adolescente a «romper el hielo» en un grupo de amigos, ya que disminuye el miedo a hacer el ridículo. Son especialmente vulnerables aquellos adolescentes con ansiedad social o timidez excesiva Cuando el nivel de alcohol en sangre sube , aparecen cambios en el comportamiento como desinhibición (lo que puede producir comportamentos sexuales o violentos inapropiados), labilidad emocional (tristeza, euforia o irritabilidad), y disminución de la capacidad de juicio (infraestimación de los riesgos, creerse invencible).

 También afecta a la coordinación motora y los reflejos , produciendo riesgo de accidentes de tráfico. Finalmente produce dificultad al andar, alteración en el habla, pensamiento enlentecido, disminución de la atención, somnolencia, pérdida de la consciencia, y coma. Al volver a bajar los niveles de alcohol se producen temblores, sudoración, náusea, vómitos, taquicardia, y dolor de cabeza .

Síntomas del abuso de drogas en adolescentes

Los padres deben saber que hay distintas drogas que producen distintos síntomas durante la intoxicación y durante el periodo de abstinencia. Las señales principales del abuso de alcohol o drogas en adolescentes son:

Físicas : fatiga, múltiples quejas sobre la salud física, ojos enrojecidos (por la marihuana) y sin brillo, o tos persistente. 

Emocionales : cambios en la personalidad, cambios bruscos de humor, irritabilidad, comportamientos irresponsables y arriesgados, baja autoestima, tristeza o depresión, desinterés general en actividades que antes les gustaban 

Familiares : riñas más frecuentes, desobediencia de las normas, mentiras repetidas, estar retraido o no comunicarse con la familia, secretos excesivos (respecto a amigos, sitios donde van, no poder entrar en su habitación, etc) 

Escolares : disminución del interés por el colegio, actitud negativa, no ocuparse de hacer los deberes, disminución de las calificaciones, ausencias del colegio, problemas de disciplina 

Sociales : amigos nuevos a los que no les interesan las actividades normales de la familia y el colegio, problemas con la ley, cambio hacia un estilo poco convencional de vestir o de gustos musicales, tatuajes o piercings excesivos.

Algunas de éstas señales de aviso pueden indicar otros problemas.

Los padres deben reconocer que existe un cambio en el comportamiento, humor, relaciones, rendimiento escolar, y hábitos de su hijo o hija. Se debe hablar con sinceridad y claridad con los hijos sobre la preocupación sobre su posible uso de drogas. No  debe tranquilizar una respuesta negativa si no se encuentra una causa al cambio de comportamiento . Una respuesta airada o frases como «no confias en mi», «me estas espiando», ante nuestras preguntas indican un excesivo recelo del adolescente y deben inducir sospechas.

Una vez que se sospecha abuso de drogas, debe realizarse una visita al pediatra o médico de cabecera, que realizará una evaluación, y puede pedir un sencillo análisis para determinar la presencia de tóxicos en orina.  Si se confirma el uso o abuso de sustancias deberán acudir a un especialista.

Factores de riesgo y factores protectores

Para prevenir el uso de alcohol y drogas en los adolescentes hay que conocer los factores de riesgo que aumentan la posibilidad de que se presente éste problema.

Factores de Riesgo en la familia

Ambientes familiares caóticos, especialmente si existe abuso de alcohol o drogas en los padres, o si sufren un trastorno psiquiátrico que interfiere con su función de padres.

Problemas serios en la educación de los hijos por los padres, especialmente en niños con temperamentos difíciles o problemas serios de conducta.

 Falta de vínculo afectivo entre los hijos y los padres, y falta de cariño

Factores de riesgo en el colegio

Comportamiento excesivamente tímido o agresivo del niño en clase 

Fracaso escolar 

Falta de habilidades para manejar situaciones adversas 

Amistades con otros chicos que tienen comportamientos disruptivos, problemas de conducta o problemas legales 

Percepción de un consentimiento implícito o tolerancia al uso de drogas en el colegio, los amigos, o la comunidad (términos como «drogas blandas», o «uso responsable de drogas» son perjudiciales pues minimizan el riesgo .

El uso de tabaco o de alcohol aumenta el riesgo de usar marihuana 65 veces. El uso de marihuana aumenta 104 veces el riesgo de usar cocaina .

Factores Protectores:

Lazos fuertes con la familia 

Experiencia de los adolescentes de que los padres monitorizan y supervisan sus comportamientos con reglas claras de conducta en la familia , dejando libertad suficiente pero claramente diciendo lo que no está permitido.

Los padres que están al tanto de las actividades, aficiones y amistades de sus hijos , y que forman parte de la vida de sus hijos previenen el uso de drogas por sus hijos. 

Éxito académico en los adolescentes 

Participación y lazos con instituciones sociales como las familias, el colegio , y organizaciones religiosas .

Tratamiento

El tratamiento del abuso de sustancias en adolescentes necesita de un equipo especializado .

Lo primero es que se consiga la abstinencia completa de la droga de abuso. Si esto no se consigue pronto debe acudirse a un equipo específico de especialistas en abuso de sustancias, donde además de psicoterapia individual y de grupo para el adolescente , se da apoyo e indicaciones concretas a los padres . También pueden usarse medicinas para reducir el uso de sustancias .

Además deben tratarse los problemas psiquiátricos asociados al abuso de sustancia, con una combinación de medicación, manejo conductual, y apoyo a los padres.

 

 

Qué no hacer: sugerencias para los padres y madres con hijos con problemática de consumo de sustancias

En el mundo de los tratamientos relacionados con el consumo de sustancias, el camino no siempre es lineal y las soluciones no suelen ser pragmáticas. Pero frente a algunos dilemas frecuentes en el tratamiento de las personas en consumo, es bueno tener una idea acerca de qué no hacer.

1. No inicie a sus hijos en el consumo de sustancias.

Con frecuencia, los padres son quienes inician en el consumo de alcohol a sus hijos, a veces como una broma familiar (el conocido “teñir la gaseosa con unas gotitas de vino”). También ocurre esto con la nicotina, cannabis, laxantes, diuréticos y anfetaminas.

2. No sea un amigo de su hijo, compartiendo el consumo con él como una manera de acercarse.

El tratamiento puede ser una oportunidad para encontrar otros modos de vincularse con su hijo, pero evite compartir el consumo de sustancias. Los pacientes adolescentes con consumo problemático describen con frecuencia que sus padres también consumen, pero que ellos son los “obligados a hacer tratamiento”.

3. No sea un facilitador de los hábitos de consumo.

Algunos padres suelen proveer todo lo necesario para que sus hijos sostengan sus hábitos de consumo compulsivo.

4. No vaya con sus hijos a comprar sustancias.

Participar del circuito de adquisición de las mismas deja al familiar “atado de manos” y, de alguna manera, cómplice del consumo problemático. Los primeros que denuncian esta convivencia son los propios pacientes. La idea es que el vínculo del familiar funcione como un obstáculo y no sea una facilitación.

5. No confronte ni amenace.

No se ponga a pelear físicamente “para evitar que salga a consumir”; no emita juicios dramáticos y extremos. Estas modalidades no han ayudado a que los pacientes con consumo problemático lo dejen. Solo generan situaciones de violencia verbal e incluso física.

6. No le proponga a su hijo soluciones mágicas.

El proceso de dependencia a sustancias requiere el sostenimiento de un tratamiento a largo plazo y un enorme (y constante) esfuerzo del paciente y la familia. Cambios geográficos, de colegio o viajes no serán la medida que cambie la ecuación.

7. No expulse de su familia a un miembro afectado con una adicción.

Sobran los ejemplos de familias que le dan al paciente en consumo problemático dinero y un sitio para vivir y dejan que la enfermedad lo devore silenciosamente. Sucede en familias con dinero y en otras con menos recursos. Algo de la adicción provoca un instinto de erradicar a la persona que tiene esa problemática.

8. No se eche la culpa por el surgimiento de la problemática.

Tampoco enjuicie a amigos o a una pareja del paciente, a un trabajo en particular o a un terapeuta. La explicación lineal no sirve.

9. No cubra los traspiés que provoca el consumidor (los laborales, económicos, frente a su pareja, hijos y amigos).

Por más doloroso que sea, el consumidor problemático necesita aprender a afrontar las consecuencias de sus actos. Aquellas familias que intentan cubrir los agujeros que dejan sus hijos, dedican su vida a esto y no consiguen modificar nada.

10. No pierda la expectativa de una mejoría.

Las historias de los pacientes son sorprendentes. Si bien no es el caso de todos, muchos de aquellos que estaban desahuciados y que habían perdido casi todo reaccionaron en el momento menos pensado. Esa es la apuesta e ilusión de todo tratamiento.

11. Cada persona que se recupera vale el intento enérgico y esperanzado.

Cada paciente que se cura vale el ciento por ciento de la casuística.