
COVID 19: SIGNOS DE ALARMA DE DEPRESION
13 abril, 2021
Interrupción Voluntaria del Embarazo – Ley 27.610
14 septiembre, 2021Podemos ayudarte:
Comunicate a los teléfonos: 144 o a nuestro 49418327/8263 Int 205 ó info@oseam.com.ar para asesorarte.
La Ley 26.485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales establece expresamente en el art. 9 pto. e) que el Consejo Nacional de la Mujer para garantizar el logro de los objetivos de la ley, deberá: «Garantizar modelos de abordaje tendientes a empoderar a las mujeres que padecen violencia que respeten la naturaleza social, política y cultural de la problemática, «no admitiendo modelos que contemplen formas de mediación o negociación»» (el entrecomillado interno me pertenece)
Desde Oseam acosejamos:
Si sospechás o sabés que una amiga, conocida o familiar es víctima de violencia, te acercamos algunas de las recomendaciones de distintas referentes para poder ayudarla:
- Conocer las características emocionales que presenta una mujer en situación de violencia: este es el primer paso. Alejandra Vázquez, psicóloga especialista en la temática de la asociación civil Surcos, explica que la violencia provoca consecuencias en la salud física y emocional de las mujeres, por eso, es posible que se nieguen a realizar una denuncia por sentirse inhibidas para actuar, por temor a represalias, por ausencia de redes de apoyo social, porque se encuentran afectadas por el estrés postraumático, porque carecen de recursos, por vergüenza o culpa.
- Entender que la violencia no es un «asunto privado» y nos compete a todos: involucrarse con la violencia implica dejar atrás el pensamiento de que lo que pasa puertas adentro de un hogar, es asunto privado y, por ende, no nos compete. «Es clave entender que ni los gritos, ni los llantos, ni los golpes pertenecen al plano de la intimidad. Una primera barrera que hay que atravesar es esta: ‘No es problema mío, ellos se llevan así’», resume Raquel Asensio, coordinadora de la Comisión de Temáticas de Género de la Defensoría General de la Nación. En esa línea, Vázquez subraya que la violencia hacia las mujeres es una grave problemática social que requiere del compromiso de toda la sociedad. Para ella, la concepción de «asunto privado» refuerza los mitos acerca de la violencia como un problema que debe quedar reservado al ámbito familiar, invisibilizándola y perpetuándola.
- Brindar una escucha activa y empática: es clave estar, comprender y no juzgar. «No nos tenemos que acercar para darle una clase magistral sobre violencia de género», señala Marcela Morera, cofundadora del grupo Atravesados por el Femicidio y madrina del refugio Uguet Mondaca. «Solo debemos escuchar a esa mujer y preguntarle cómo podemos darle una mano. Y si no la conocemos mucho, le podemos decir que intuimos lo que le está sucediendo, que si quiere contarnos algo, que cuente con nosotros, que puede llamarnos en cualquier momento, a cualquier hora«, agrega.
- Ayudar a que entienda que ella no tiene la culpa: Vázquez explica que muchas mujeres ocultan la violencia o pueden no registrarla como tal, estando convencidas de que lo que están atravesando no es violencia. Suelen justificar a su pareja o minimizar las situaciones con expresiones tales como «es su carácter», «yo lo pongo nervioso» o «fue sólo un empujón» . Es fundamental reforzar la idea de que ellas no son culpables de nada, que tienen derecho a vivir una vida libre de violencia, que se puede salir de ese lugar y que es fundamental pedir ayuda.
- Pedir asesoramiento: si tenés dudas sobre cómo actuar, podés pedir asesoramiento llamando a la línea 144, que funciona las 24 horas, los 365 días del año y es atendida por especialistas en la materia. Además, es anónima, gratuita y nacional. Es posible contactarse por mail a linea144@mingeneros.gob.ar y por WhatsApp al (+54) 1127716463. También se puede bajar una App gratuita al celular buscando 144 desde Android o App Store.
- Acompañar sin tomar decisiones por ella: hay que considerar que las mujeres que padecen situaciones de violencia de larga data tienen afectada la autodeterminación y la autoestima porque nunca les permitieron tomar decisiones. Por ello, es fundamental acompañar sin decidir por ellas, promoviendo su autonomía.
- Brindarle direcciones y números de teléfono de instituciones que aborden la problemática: ofrecernos a acompañarla es una alternativa en las situaciones en que las mujeres se encuentran afectadas para actuar. Es fundamental que la mujer pueda recibir asistencia de un equipo interdisciplinario.
- Buscar ayuda en asociaciones especializadas: acudir a asociaciones de mujeres como La Casa del Encuentro puede ser de mucha ayuda, no solo para quienes sufren violencia sino también para quienes buscan protegerlas. En el caso de las víctimas, acompañarlas para que vean y escuchen casos similares a los suyos puede servirles para sentirse identificadas y que tomen conciencia del peligro de su relación. El acompañamiento de otras mujeres y de profesionales como psicólogos especializados, es clave.
- No juzgar ni escandalizarse: «Jamás juzguemos a una mujer que es víctima de violencia. No estamos en sus zapatos, no sabemos cómo fue su vida, cómo piensa, cuál es el calvario que pasó, cómo es su ámbito sociocultural», explica Morera. En esa línea, Paulina Oviedo, coordinadora del Hogar Nuestra Señora del Milagro, de Florencio Varela, cuenta que las mujeres llegan «muy quebradas» y que lo que más valoran es encontrar alguien que las escuche. «No hay que escandalizarse, por ejemplo, cuando nos cuentan que a pesar de lo que vivieron y de los golpes que están marcados en su cuerpo, a veces extrañan a ese hombre violento. No es tan sencillo para ellas romper ese vínculo de años de violencia y ese es el trabajo más grande y personal que hay que hacer», explica. Vázquez agrega que muchas veces las mujeres víctimas de violencia «tienen concepciones muy tradicionales acerca de la familia y muy internalizados los estereotipos de género femeninos y masculinos tradicionales», motivo por el cual tienen que «deconstruir los mandatos recibidos para dejar de sentir culpa y deseos de volver con la pareja abusiva».